La música siempre fue un desafío para mí, ¡era la materia que más detestaba! Para poder cantar tenía que imitar la agrupación, seguir estrictamente las letras de la canciones, por eso preferí los instrumentos de percusión como el tambor.
Participar en áreas de sonidos como las notas musicales era algo complejo, una vez en una actividad circular pusieron una radiograbadora y la profesora hizo todo lo humanamente posible junto a los compañeros de poner atención y mantener el silencio con el volumen alto para que yo pudiera escuchar y entender la dinámica. Les sinceré que escuchaba las voces pero… no entendía absolutamente nada.
Entonces en vez de música, prefería ir a jugar fútbol.
«…Para poder cantar tenía que imitar la agrupación…»
Años después, cuando tuve la bendición de ser receptor de un Implante Coclear en un oído, y un audífono digital con la estrategia bimodal al otro oído, y junto con las tecnologías de sistema FM/Roger, desató una serie de retos y de mucha creatividad. Retorné a lo básico, en mi primera sección de Terapia Auditiva Verbal, adiestre los instrumentos musicales en contexto cerrado, como los platillos, el wiro, el tambor, las maracas, los palillos, etc.
Con esfuerzo y buenas distancias, ¡pude cada vez mejor acertar el sonido correspondiente! Los instrumentos musicales fueron las bases que me permitió ir poco a poco escalando mis secciones de Rehabilitación Auditiva Verbal, tanto en la clínica presencial y en mi casa. Con esa costumbre, fui retornado a la concentración, atención e interés en sonidos cotidianos como la brisa del viejo, el rozar de un pajarito volando, las manecillas mecánicas del reloj de una pared, la chicharra en el atardecer en la playa…
«Con esa costumbre, fui retornado a la concentración, atención e interés en sonidos cotidianos como la brisa del viejo, el rozar de un pajarito volando, las manecillas mecánicas del reloj de una pared, la chicharra en el atardecer en la playa…»
Tuve la disposición de asumir mis primeras clases de piano. Con la profesora de música, probamos su instrumento favorito: ¡el arpa!
En la primera clase de inducción, nos propusimos ver las maravillas y el alcance que podía hacer el sistema FM/Roger a mando de distancia. Se nos ocurrió poner el transmisor casi dentro de la base inferior del arpa. Mientras ella tocaba una pieza, pude disfrutar a cierta distancia los distintos tonos del instrumento, pude distinguir mejor los diferentes tonos graves y agudos que combinándose se hacen complejos y relajantes.
Con el piano aprendí a seguir las notas musicales y poner mucha atención, ¡sin distracción alguna y sin perder de vista las partituras! Mientras la profesora daba indicaciones, aumentó mi concentración, habilidad que sí, se requirió esfuerzo y dedicación. Practiqué alternamente con una organeta una hora diaria, interpretando distintas canciones clásicas.
Cada persona tiene su momento y ritmo de aprendizaje.
Puedo suponer que, si tuviera habilidades musicales desde muy temprana edad, y con la tecnología que existe ahora, seguro estaría dentro de mis pasatiempos favoritos, ya que vengo de una familia muy asidua y apasionada por la música.
Y usted: ¿cuál su experiencia con la música? ¿Cuál su instrumento favorito?
¡Háganos saber en los comentarios!