La pandemia descubierto a finales del año 2019 caló hondo todas nuestras fibras durante el 2020 y generó un impacto sin precedentes en la población, teniendo como consecuencias millones: casos de contagios, recuperados y muertes; a pesar que ya para el presente año, 2021 se proyecta una mejoría relativa, debido a los cuidados y la implementación de vacunas como mecanismos de prevención.
Ese fenómeno cambió prácticamente casi todo nuestro estilo de vida, sin pasar por alto el reto que generó la población con pérdida auditiva, la obligación de la OMS y de las autoridades de cada país de usar mascarilla como medida preventiva significó un gran desafío, implicando una mayor destreza auditiva a la hora de comunicarse:
– Las ondas sonoras que ralentizan a la hora de captar la señal sonora, dependiendo el tipo de mascarilla y espacio interior/semi/abierto en que uno se encuentre.
– Mayor atención y práctica de supervivencia para la población hipoacusia.
– Un desconocido porcentaje de personas que dependen mucho de la comunicación auditiva-visual.
En mi caso con frecuencia al iniciar la conversación en cada espacio requería una adecuada concentración para conocer las bases en que tema íbamos a desarrollar. Dichosamente la comunicación técnica en que he desarrollado durante todos estos años me ha permitido tener una aceptación que la persona tiene todo el derecho a no quitarse la mascarilla y poner mucho de mi parte para no solo oír sino más que eso, entender y mucho más ¿Cómo fue eso? La práctica constante, “tirarse en pista” acontecimientos cotidianos, como el tratar con frecuencia los mensajes de audio, los intercomunicadores digitales que cuenta hoy en día muchas residencias de casas de habitación, implicó que le agarra “mañas”, además el someterme a un implante coclear con una adecuada rehabilitación y calibración, monitoreo constante de los aparatos, estar en ambientes ricos en sonidos del habla y ambientales, el contar con una audición bimodal ( implante coclear en oído y audífono digital en otro). Fue un reto y una dicha poder entender y llevar el hilo de la conversación entre una y dos personas en mi más reciente participación del II Congreso Nacional de Otorrinos, acontecido en el presente mes de marzo.
No queda la menor duda que el método auditivo verbal ha ido rompiendo paradigmas con las tecnologías que contamos y con esta pandemia fue “un acontecimiento sin aviso”, les invito a que disfrutemos ese estilo de vida diaria: practicar de forma periódica secciones de rehabilitación auditiva, como así también control anual de mapeos/programaciones de audífonos e implante coclear, como así también el uso de micrófonos inalámbricos.
Llevo casi 13 años disfrutando de una audición bimodal y todos los días aprendo cosas nuevas, no hay límites; espero con ansías como ha sido los retos de toda la estimada comunidad con pérdida auditiva hispanohablante de Hear Like Me con respecto a la pandemia.
Saludos desde la tierra del Pura Vida.